** Fuente: América Retail.

A todas y todos nos gusta adquirir algo nuevo, sea ropa, utensilios, una casa, un carro o cualquier cosa que nos da el placer de un nuevo comienzo. Y con las tiendas en los centros comerciales, el Internet y las compras presenciales, la selección ha aumentado enormemente. También con los sistemas de pago que nos dan la falsa ilusión de que ya no importa si tenemos dinero en el bolsillo o no. Qué fácil es comprar lo que deseamos y satisfacer nuestras ganas de tener más y más. Nuestra felicidad está garantizada.

Las compras más comunes son de ropa y ahora tenemos “moda rápida” o «fast fashion» para animarnos a “ir de compras” ¿De qué se trata? ¿Y cómo nos impacta?

Es natural que queramos vernos con la última «fashion«, una señal que somos seres modernos, en concordancia con los más influyentes del mundo, que nos vean como personas listas y preparadas para el mundo del trabajo, la recreación, la playa o la ciudad. Y por eso los productores de textiles han creado una nueva forma de comercio para cumplir con nuestros deseos. Los últimos estilos que vemos en los medios de comunicación de las y los “influencers”, ahora están a nuestro alcance porque se pueden copiar y producir en el menor tiempo, y por un mínimo precio. ¿Cómo es posible? Y en realidad ¿es un beneficio?

Y con los tratados de libre comercio estamos recibiendo comercio de todo el mundo, sin las cargas de impuestos de importación para mantener el precio más bajo. Una revista ambiental dice que los estadounidenses compran 70 prendas por año, o 7 cada mes, y luego muchas quedan olvidadas en el armario. Sin duda Costa Rica no se queda atrás. Un estudio realizado en Alemania dice que el 60% de las compras no son necesarias ni usadas más que unas pocas veces. La moda pasa. La prenda ya no luce bien.

La moda rápida o fast fashion es una tendencia del comercio para producir con las materias primas más baratas y con el costo de mano de obra más bajo, para vender al público con una rotación rápida y con precios cómodos, que permiten crear una demanda y crecer las ganancias de las compañías y los salarios de los altos jefes. Y lo hacen posible mediante la contratación de la fabricación en los países más pobres donde los salarios son más bajos, como China, Bangladesh y Camboya, con materiales sintéticos de menor calidad, y donde no hay reglas para proteger ni a las trabajadoras y trabajadores ni al ambiente.

Los tratados de libre comercio dan ventajas a las compañías, los importadores y las tiendas de alto volumen, que pueden ofrecer descuentos, bajos precios y múltiples maneras para pagar sin perder un centavo de sus ganancias. Pero ¿qué surge tras las prendas rápidas, y cuál es el impacto para los consumidores? Las tiendas de moda rápida también están floreciendo en Costa Rica.

Por el tipo de materias y la rapidez de fabricación las prendas son de muy mala calidad y en poco tiempo se deterioran y pierden su nuevo “look”. Los materiales sintéticos pueden causar alergias de piel (dermatitis de contacto). Además, muchas de las prendas se usan por muy corto período y son desechadas en poco tiempo, porque la moda ha pasado.

La fabricación y el fin de las prendas causan grandes daños al ambiente. El uso de petróleo para fabricar hilos sintéticos, las tintas químicas, los desechos de las fábricas, todo esto contamina el agua y el aire y puede afectar la salud de las y los habitantes. Además las trabajadoras y los trabajadores laboran bajo condiciones peligrosas e insanas y con salarios insuficientes, porque los países no las regulan o son indiferentes a la condición humana.

Y ¿a dónde van las toneladas de ropa desechada? Toneladas de ropa descartada terminan en lugares como rellenos sanitarios donde agravan una situación que ya es dañina para el planeta. Como casi toda la ropa está hecha de tela sintética que no se degrada con el tiempo, las prendas que no queremos más permanecerán en el suelo por siglos, o se las envían a países pobres donde poca sirve y mucha es arrojada al ambiente.

Un ejemplo de ello son las enormes toneladas de textiles que son descartadas en el Desierto de Atacama, Chile, con los consecuentes daños que esto produce al ecosistema, ya que según cálculos tardaran más de 200 años en desintegrarse.

¿Cómo podemos crear una huella ambiental más positiva?

Haga uso de la prudencia cuando vaya de compras, sea que se trate de ropa o de artículos para la casa como cortinas y sábanas. Busque calidad sobre las ofertas de precios baratos. Antes de comprar piense si es necesario, realmente lo quiere, o es solo un impulso. Piense si puede reutilizar la prenda. Revise la etiqueta para ver el contenido de la tela y dónde fue fabricado.

Busque en las tiendas de ropa usada para encontrar prendas de calidad y a precios cómodos. Es una forma de reciclar. Compre artículos fabricados con materiales naturales, aunque el algodón y el denim (mezclilla) también dañan el ambiente por el uso de agua y fertilizantes.

La buena noticia es que cada vez hay más conciencia sobre el comercio de la moda rápida y sus consecuencias. Algunas marcas y cadenas de tiendas ya reciben solamente prendas hechas bajo condiciones justas para las trabajadoras y los trabajadores y el ambiente. De manera que, si prestamos más atención cuando hacemos compras, podemos hacer una valiosa contribución al bienestar social y medio ambiental.

Escrito por socias de la Liga Internacional de Mujeres pro Paz y Libertad (Limpal), sección de Costa Rica, Mitzi Stark, Ida Vargas R., Maria Eugenia Fonseca C.

Limpal fue fundada en la Haya en 1915 para promover la paz y los derechos civiles y continúa hoy con secciones nacionales, con el centro en Geneva, Suiza. La sección de Costa Rica fue fundada en 1981.